- En 2019 se desperdiciaron: 931 millones de toneladas de
alimentos vendidos a hogares, minoristas, restaurantes y otros servicios
alimentarios.
- El estudio encuentra que el desperdicio de alimentos es un problema global, no solo del mundo desarrollado.
- El informe sobre el Índice de desperdicio de alimentos ayuda a los
países a realizar un seguimiento del progreso en el Objetivo de
Desarrollo Sostenible de la ONU 12.3 de reducir a la mitad el
desperdicio de alimentos para 2030.
Nairobi / París, 4 de marzo de 2021 –
Se estima que 931 millones de toneladas de alimentos, o 17% del total
de alimentos disponibles para los consumidores en 2019, terminaron en
los basureros de hogares, minoristas, restaurantes y otros servicios
alimentarios, según una nueva investigación de la ONU realizada como
parte de los esfuerzos mundiales para reducir el desperdicio de
alimentos a la mitad para 2030.
El peso equivale aproximadamente a 23 millones de camiones de 40
toneladas completamente cargados, suficiente para dar siete vueltas a la
Tierra.
El informe sobre el Índice de desperdicio de alimentos 2021,
publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA) y la organización asociada WRAP,
analiza el desperdicio de alimentos que se produce en los puntos de
venta, restaurantes y hogares, y considera no solo los alimentos, sino
también las partes no comestibles, como los huesos y cáscaras. El
informe presenta la recopilación, el análisis y el modelo de datos más
completos hasta la fecha sobre el desperdicio de alimentos, y ofrece una
metodología para que los países puedan hacer sus propias mediciones. Se
identificaron 152 puntos para la medición del desperdicio de alimentos
en 54 países.
El informe encuentra que en casi todos los países que han medido el
desperdicio de alimentos, este fue sustancial, independientemente del
nivel de ingresos. Muestra que la mayor parte de este desperdicio
proviene de los hogares, que descartan 11% del total de alimentos
disponibles en la etapa de consumo de la cadena de suministro. Los
servicios de alimentación y los establecimientos minoristas desperdician
5% y 2%, respectivamente. A nivel mundial, per cápita, cada año se
desperdician 121 kilogramos de alimentos a nivel del consumidor, y 74 de
esos kilogramos se desperdician en los hogares. El informe también
incluye estimaciones per cápita regionales y nacionales.
El desperdicio de alimentos tiene importantes efectos ambientales,
sociales y económicos. Por ejemplo, en un momento en que la acción
climática aún está rezagada, entre 8% y 10%
de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están
asociadas con alimentos que no se consumen, si se toman en cuenta las
pérdidas que suceden antes del nivel del consumidor.
“Disminuir el desperdicio de alimentos reduciría las emisiones de
gases de efecto invernadero y la velocidad de la destrucción de la
naturaleza que resulta de la conversión de la tierra y la contaminación.
Al mismo tiempo, mejoraría la disponibilidad de alimentos y, por lo
tanto, reduciría el hambre y ahorraría dinero en un momento de recesión
mundial”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
“Si queremos tomarnos en serio la lucha contra el cambio climático,
la pérdida de la biodiversidad, la contaminación y los residuos,
entonces las empresas, los gobiernos y los ciudadanos de todo el mundo
deben hacer su parte para reducir el desperdicio de alimentos. La Cumbre
sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU de este año brindará la
oportunidad de lanzar nuevas acciones audaces para abordar el
desperdicio de alimentos a nivel mundial”.
Con 690 millones de personas afectadas por el hambre en 2019, un
número que se espera aumente drásticamente con la COVID-19, y 3.000
millones de personas que no pueden pagar una dieta saludable, los
consumidores necesitan apoyo para reducir el desperdicio de alimentos en
el hogar.
Los países pueden aumentar la ambición climática al incluir el
desperdicio de alimentos en las Contribuciones Determinadas a Nivel
Nacional de cara al Acuerdo de París, al tiempo que fortalecen la
seguridad alimentaria y reducen los costos para los hogares. En ese
sentido, la prevención del desperdicio de alimentos es también un área
crucial para su inclusión en las estrategias de recuperación de la
COVID-19.
Un problema global
“Durante mucho tiempo, se asumió que el desperdicio de alimentos en
el hogar era un problema importante solo en los países desarrollados.
Con la publicación del informe sobre el Índice de desperdicio de
alimentos, sin embargo, vemos que las cosas no son exactamente así”,
dijo Marcus Gover, director ejecutivo de WRAP.
“En los 9 que nos quedan, no lograremos la Meta 3 del Objetivo de
Desarrollo Sostenible (ODS) 12 si no aumentamos significativamente la
inversión para abordar el desperdicio de alimentos en el hogar a nivel
mundial. Esto debe ser una prioridad para gobiernos, organizaciones
internacionales, empresas y fundaciones filantrópicas”, advirtió Gover.
La meta 12.3 de los ODS busca reducir a la mitad el desperdicio
mundial de alimentos per cápita a nivel de los minoristas y los
consumidores y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las
cadenas de producción y suministro. Uno de los dos indicadores de la
meta es el índice de desperdicio de alimentos.
Un número creciente de países ha medido el desperdicio de alimentos
en los últimos años. Los informes encuentran que 14 países ya tienen
datos sobre el desperdicio de alimentos en los hogares recopilados de
una manera compatible con el Índice de desperdicio de alimentos. Otros
38 países tienen datos sobre el desperdicio de alimentos en los hogares
en los cuales pequeños cambios en la metodología, la cobertura
geográfica o el tamaño de la muestra permitirían crear una estimación
compatible con el ODS 12.3. En total, 54 países tienen datos de al menos
uno de los tres sectores que abarca el informe.
Las nuevas estimaciones del desperdicio de alimentos a nivel del
consumidor en todo el mundo se generaron a partir de puntos de medición
de datos existentes y extrapolaciones basadas en las estimaciones
observadas en otros países. Dado que 75% de la población mundial vive en
algún país con una estimación de desperdicio de alimentos directamente
observada a nivel doméstico, la confiabilidad de la estimación en este
sector es mayor. En cambio, puesto que las estimaciones directas son
mucho más bajas al nivel de los minoristas y los servicios de alimentos,
la confianza en las estimaciones en estos sectores es menor.
Los datos que permiten desglosar los alimentos desperdiciados de las
partes no comestibles están disponibles solo en unos cuantos países de
ingresos altos y muestran una división de 50% en promedio al nivel de
los hogares. La proporción de partes no comestibles es una brecha de
conocimiento importante y puede ser mayor en los países de bajos
ingresos.
Para aprovechar el trabajo del informe, el PNUMA lanzará grupos de
trabajo regionales para ayudar a desarrollar las capacidades de los
países para medir el desperdicio de alimentos a tiempo para la próxima
ronda de informes del ODS 12.3 a fines de 2022, y ayudarlos a
desarrollar líneas de base nacionales para rastrear el progreso hacia la
meta de 2030, y diseñar estrategias nacionales para prevenir el
desperdicio de alimentos.
unep.org
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