El tahini o tahina es una pasta de sésamo muy utilizada en la cocina de Oriente Medio. Yo no sabía de su existencia hasta que un día me dio por querer hacer hummus y, mirando la receta, me encontré con éste ingrediente. Busqué y busqué por un montón de sitios y no sé si fue por mala suerte o porque no supe buscar bien, que no hubo manera de encontrarlo.
Así que me he liado la manta a la cabeza y he decidido que me hacía mi propio tahini casero, para que nunca me falte si lo necesito. Como ya he dicho, es un elemento clave en la preparación del hummus o baba ghanoush (que pronto os contaremos qué es y cómo se hace), además de usarse para hacer patés vegetales de todo tipo. Además, es un ingrediente muy utilizado en la cocina vegana.
Ingredientes:
200g de sésamo
40g de aceite de sésamo (también puede ser de oliva o de girasol)
Preparación del tahini:
Es muy muy simple. En una sartén bien amplia, con mucha superficie, distribuimos el sésamo y lo ponemos a tostar a fuego medio-alto, moviéndolo a menudo para que no se quemen las semillitas. Veremos cómo van cambiando de color y va oliendo a tostado.
A continuación, con ayuda de un robot de cocina trituramos las semillas tostadas mientras están calientes, lo que favorecerá que desprendan el propio aceite que contienen. Se hará una pasta muy espesa, que podremos diluir con el aceite. Yo os he puesto una cantidad orientativa, pero también depende de lo espeso que lo queráis: a más aceite, menos espesor. Creo recordar que compré el aceite de sésamo en Alcampo, aunque creo que también lo venden en Hipercor y en tiendas de alimentación asiáticas.
Y ya está, ya tenéis vuestro tahini listo pasa usar.
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