las coles de Bruselas, también llamadas “repollitos”, podemos encontrarlas todo el año en los mercados, aunque su época es precisamente ahora, de octubre a diciembre. Se consumen especialmente en el norte de Europa, ya que se cultivan muy bien en climas muy frío. De hecho, su sabor se intensifica y se hace más dulce cuando se recogen después de una helada.
Una mini verdura repleta de beneficios:
Ricas en antioxidantes, las coles de Bruselas nos ayudan a prevenir, según estudios recientes, distintos tipos de cáncer, como el de pulmón, mama, estómago, próstata, hígado y colon. También contienen altas cantidades de ácido fólico, lo que las hace idóneas para las embarazadas y los niños, porque es fundamental para el correcto desarrollo cerebral del feto y de los niños durante su crecimiento. Además son ricas en hierro, ideales para prevenir la anemia.
Tienen pocas calorías y un alto contenido en fibra, que hace que tengan un efecto saciante que te ayude a controlar el apetito. Además, vienen muy bien cuando se padece estreñimiento, porque ayudan a reducir el tránsito intestinal. Su fibra también es útil a la hora de regular la glucosa en sangre y de reducir los niveles altos de colesterol “malo”.
Apenas contienen sodio, pero sí mucha agua y potasio, por lo que ayudan a eliminar el exceso de agua en el organismo y se pueden comer con toda tranquilidad en caso de hipertensión.
Contienen abundantes ácidos grasos Omega-3, que son potentes antiinflamatorios; y son ricas en vitamina K, que ayuda a prevenir la inflamación crónica que caracteriza a enfermedades como el reuma o la artritis.
Alguna precaución a tener en cuenta:
Las coles de Bruselas pueden provocarnos flatulencia y dificultad para digerirlas, debido a la combinación de fibra insoluble y compuestos azufrados. Si esto te ocurre, prueba a tomar una infusión digestiva que te ayude a evitar los gases. Puedes tomar manzanilla, poleo, hierbabuena, anís verde…
Además, son ricas en vitamina K, que puede contrarrestar los efectos y la eficacia de medicamentos anticoagulantes, por lo que no están recomendadas a personas que toman este tipo de medicación.
También se recomienda evitar su consumo en caso de hipotiroidismo, ya que contienen compuestos bociógenos, que pueden bloquear la absorción y utilización del yodo. Esto frena la actividad de la glándula tiroides, y ocurre lo mismo con el repollo y la coliflor.
Cómo prepararlas:
Puedes conservarlas hasta una semana en el frigorífico si las guardas dentro de una bolsa de plástico con perforaciones. Así estarán protegidas del aire y la humedad. Si decides congelarlas, escáldalas previamente durante cinco minutos en agua hirviendo.
Las coles de Bruselas son tan sabrosas como nutritivas, pero gran parte de sus nutrientes desaparecen durante la cocción. Por eso es mejor añadirlas al agua hirviendo en el último momento y no cocinarlas más de diez minutos, no las dejes en remojo y no les quites las hojas verdes exteriores, ya que son ricas en caroteno.
Para cocinarlas, lo mejor es hacer un corte en forma de cruz en la parte inferior del tallo, para que se cocinen bien a la vez por dentro y por fuera. Puedes consumirlas cocidas, en guiso, en menestra, en forma de crema o puré, rehogadas en la sartén, asadas… si las combinas con alimentos ricos en vitamina C, como los pimientos o el tomate, aprovecharás mejor su hierro.(rev.Hola)
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