En 2018, la dieta “Keto” o cetogénica fue el hábito alimenticio más buscado en Internet. Al parecer, eso es cosa del pasado. La llegada de este año trajo una nueva tendencia: la dieta pegana. El interés se disparó en Estados Unidos a partir de la publicación de un libro del doctor Mark Hyman. Acá te contamos de qué se trata y consultamos con un experto en nutrición para conocer sus implicancias.
En principio, se trata de una combinación entre dos regímenes existentes: el paleo –que se basa en el consumo de alimentos que habrían existido en el Paleolítico– y el vegano –que excluye todos los alimentos de origen animal, incluyendo los huevos y los lácteos–. Con lo cual, quien siga esta dieta tendrá que comer un 75% de frutas y vegetales pero deberá sumar un 25% de productos orgánicos de origen animal, como el pescado y la carne. En cuanto a las restricciones, están prohibidos los granos y legumbres, los alimentos procesados, las grasas saturadas y los azúcares. Los lácteos se permiten excepcionalmente (deben consumirse en pequeñas cantidades, ser orgánicos y de animales alimentados solo con pasto).
¿Es saludable esta propuesta? Para analizarlo, ConBienestar consultó al nutricionista y antropometrista Facundo Crescenzo (M.N. 6769). “Desde una perspectiva alimentaria, no veo que tenga ningún problema. Están presentes los nutrientes básicos; los carbohidratos están cubiertos con las frutas y verduras; hay proteínas de origen animal y no hay carencia ni de macro ni de micronutrientes”, consideró.
Sin embargo, el profesional hizo algunas observaciones a tener en cuenta. Por un lado, advirtió que “hablar de dieta vegana cuando incorporás alimentos provenientes de animales es una hipocresía desde un punto de vista ideológico, que es el motivo por el que mucha gente se suma a esta forma de comer”. Por otro lado, señaló que encuentra como un punto débil de la dieta pegana la falta de alternativas.
“El conflicto que veo –y que ya observé en la paleo, a pesar de que me parece una dieta bastante completa– es que limita las opciones para armar un plan variado, algo que a la larga es difícil de sostener”, reflexionó. De todas formas, aclaró que esto dependerá de lo estrictos que seamos.
¿Y qué pasa con los lácteos? El doctor Crescenzo explicó que “si bien es lo que puede llamar más la atención, no los necesitamos en abundancia”. En este sentido, enumeró que es importante hacer actividad física, mantener un peso adecuado, comer frutas y verduras para conservar una alimentación alcalina y exponernos a la luz solar para activar la vitamina D.
“Creo que este hábito alimenticio, así como el paleo y el veganismo, son algunas de las alternativas más coherentes que surgieron. A diferencia de opciones como el ayuno intermitente, las dietas en base a viandas, a monoalimentos o la dieta Keto o cetogénica, que nos dañan y no funcionan”, añadió el especialista. “Con una organización adecuada, puede hacerla cualquier persona. Quizás no sea el régimen más barato pero no parece faltarle nada”, concluyó.
tn.com.ar
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