Cada alimento proporciona los nutrientes necesarios para que el organismo funcione
correctamente y, por tanto, gocemos de un estado de salud óptimo.
Del mismo modo, se ha demostrado que la dieta está estrechamente
relacionada con el envejecimiento cerebral, fisiológico y físico,
así como con la manera en la que dicho proceso se lleva a cabo. En
este sentido, algunos nutrientes ejercen una labor diferenciadora y
sumamente importante, como la L-leucina. Se trata de uno de los nueve
aminoácidos esenciales –aquellos que el organismo es incapaz de
fabricar por sí mismo, por lo que debemos suministrárselos a través
de la alimentación–, que interviene en la creación de las proteinas,
las cuales son especialmente importantes para el crecimiento, el
mantenimiento y la regeneración de los tejidos musculares.
Su descubrimiento se remonta a 1819, cuando el
farmacéutico Joseph Louis Proust consiguió aislar dos sustancias a
base de harina de trigo a las que por entonces denominó
óxido caseoso y ácido caseico. Sin embargo, la construcción y la
definición de sus funciones fueron establecidas por Ernst Schulze y
Arthur Likiernik en 1839. Al margen de esta pincelada histórica, lo
cierto es que la leucina es esencial para prevenir el deterioro y el
envejecimiento del organismo, por cuanto ayuda a la construcción
y mantenimiento de los tejidos musculares. No hay que
olvidar que con el discurrir de los años se va produciendo una
pérdida progresiva de dicho tejido y de la composición de la masa
muscular, también conocida como sarcopenia, lo que
conlleva la aparición de limitaciones físicas e incrementa el
riesgo de fracturas. Igualmente, la leucina jugaría un papel
determinante en la metabolización de la insulina,
previniendo la aparición de otras enfermedades directamente
relacionadas como la diabetes
tipo II, si bien es cierto que aún quedan más investigaciones que
apoyen esta idea.
Asimismo, la leucina trabaja conjuntamente
con la valina y la isoleucina, dos aminoácidos esenciales con los
que conforma los llamados aminoácidos ramificados –BCAA–, cuya
combinación compone casi la tercera parte de los músculos
esqueléticos que hay en el cuerpo. Juntos, además de promover la
síntesis de las proteínas, proporcionan energía a los órganos y
los músculos corporales, impidiendo su degradación. Por ello, los
deportistas recurren habitualmente a su consumo, muchas veces en
forma de suplementos antes de iniciar la actividad física.más adecuada y natural es hacerlo a través de la alimentación, por cuanto existe un amplio espectro de alimentos con una gran biodisponibilidad. ¿Cuáles son? • Carne. Las rojas son grandes proveedoras de este aminoácido esencial, sin embargo, hay que tener en cuenta que el consumo excesivo es perjudicial para la salud. Así lo han advertido diversos organismos como la Organización Mundial de la Salud. No obstante, en la de cerdo o la de pollo también encontramos buenos aliados. • Lácteos. El queso, sobre todo el parmesano, los yogures y la leche proveen buenas dosis de este aminoácido esencial. • Huevos. Son una excelente fuente nutritiva, ya que atesoran grandes cantidades de vitaminas y proteínas de alto valor biológico, en tanto que contienen todos los aminoácidos esenciales y además en proporción adecuada. • Pescado. El salmón, el atún, el mero y la caballa son los frutos del mar que mayor cantidad de leucina proporcionan. • Legumbres. Las lentejas, la soja, los garbanzos y las judías son los miembros de e
Ni exceso ni defecto
El mantenimiento de una dieta variada y en la que
estén muy presentes los alimentos proteicos es
suficiente para mantener niveles óptimos de este aminoácido. No
obstante, hay algunos candidatos con más riesgo de padecer déficit
como las personas mayores o quienes mantienen una dieta vegetariana.
En este caso, los síntomas se manifiestan en forma de
debilidad y pérdidas musculares, alteraciones en los
niveles de glucosa, depresiones y debilitamiento energético.
Su déficit conlleva debilidad, pérdidas
musculares, depresiones o debilitamiento energético
En la otra cara de la moneda nos encontramos con
la sobredosis de leucina, que igualmente comporta consecuencias
negativas para la salud, siendo especialmente significativas las
alteraciones gastrointestinales. No obstante,el estudio
realizado conjuntamente por la Universidad Autónoma de Madrid y la
Fundación Jiménez Díaz ha demostrado que las concentraciones
elevadas de aminoácidos de cadena ramificada –leucina,
isoleucina y valina–, "además de asociarse con la
resistencia a insulina y con elevado riesgo cardiovascular, podrían
contribuir a iniciar diversas patologías cardiovasculares
como la aterosclerosis o la hipertensión arterial”. Sin
embargo, “aunque todavía son necesarios estudios que analicen el
efecto a largo plazo de elevadas concentraciones de BCAA, estos
resultados aportan evidencias experimentales de mecanismos que
justifiquen un posible elevado riesgo cardiovascular en pacientes con
diabetes tipo 2, o en deportistas que ingieran elevadas
concentraciones de suplementos con BCAA”.
Conviene aclarar que el exceso de leucina no se
origina como consecuencia de una alimentación variada y equilibrada,
sino a raíz del abuso de suplementos, por lo que
conviene tener precaución. Por tanto, en el equilibrio está la
medida justa.
Tal y como hemos apuntado, es posible
obtener la leucina a través de suplementos. No obstante, la manera
más adecuada y natural es hacerlo a través de la alimentación, por
cuanto existe un amplio espectro de alimentos con una gran
biodisponibilidad. ¿Cuáles son?
-
Carne.
Las rojas son grandes proveedoras de este aminoácido
esencial, sin embargo, hay que tener en cuenta que el consumo
excesivo es perjudicial para la salud. Así lo han advertido
diversos organismos como la Organización Mundial de la Salud. No
obstante, en la de cerdo o la de pollo también encontramos buenos aliados.
-
Lácteos.
El queso,
sobre todo el parmesano, los yogures y la leche proveen buenas dosis
de este aminoácido esencial.
-
Huevos.
Son una excelente fuente nutritiva, ya que atesoran grandes
cantidades de vitaminas y proteínas de alto valor biológico, en
tanto que contienen todos los aminoácidos esenciales y
además en proporción adecuada.
-
Pescado:El salmón; el atún, el mero y la
caballa son los frutos del mar que mayor cantidad de
leucina proporcionan
.Legumbres.
Las lentejas, la soja, los garbanzos y las judías son los miembros
de ese grupo que más contribuyen.
-
Cereales. En la familia
que conforman este grupo encontramos algunos que destacan por su
aporte como el arroz, el trigo;
la cebada o la avena.
Nota de redacciön: Aconsejamos los productos vegetarianos.
El
Confidencial
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