lunes, 2 de octubre de 2017
El Estrés, como reconocerlo y tratarlo
El estrés es la respuesta natural de nuestra necesidad a adaptarnos a situaciones o acontecimientos que interpretamos como amenazas. Todos podemos tener estrés y hay circunstancias que hacen que este se vuelva crónico.
El estrés no nos afecta a todos por igual, una misma situación produce efectos diferentes en cada persona, dependiendo de su estado emocional, autoconfianza, estado físico, etc.
Nuestro ritmo de vida actual, muy activo, siempre deprisa, aumentado por problemas laborales, sociales o familiares, preocupaciones económicas y la falta de tiempo, son algunos ejemplos de las cosas más habituales que nos genera estrés crónico.
Aunque no se trata ni se considera una enfermedad en sí mismo, sí es un factor de riesgo que puede afectarnos de forma negativa en nuestro rendimiento y en nuestra salud, son muchos los estudios que se publican y que relacionan esta ansiedad con mayores probabilidades de padecer alguna enfermedad física como problemas del corazón, autoinmune o una infección y si, nos dura mucho tiempo, puede llegar a provocarnos otros trastornos como gastritis, úlcera, dermatitis o caída de cabello.
También nos puede afectar psicológicamente causándonos, irritación, falta de atención y memoria, cansancio, trastornos del sueño, ansiedad, agitación, entre otros.
Para afrontar situaciones estresantes, el cuerpo debe proveerse de manera rápida de más energía.
También se acelera la respiración y el ritmo cardiaco que se sincronizan para poder llevar el máximo de energía a las células.
Otra respuesta al estrés provoca un aumento del ritmo de las ondas cerebrales que se produce por la activación de miles de neuronas que se activan a la vez.
Las hormonas afectan al sistema inmune, produciéndose alguna inflamación como respuesta para ayudar a curarnos. Pero si se alarga más de lo necesario puede causar efectos adversos pudiendo vernos envueltos en trastornos como: asma, enfermedades cardiacas o artritis.
Lo que aún no tienen claro del todo los científicos, es cómo las preocupaciones del día a día perturben nuestra salud.
El estrés, la ansiedad y la depresión también intervienen en el cerebro, sabemos que pueden atenuarse con diferentes actividades relajantes como la meditación, Tai-Chi, yoga, masajes, técnicas de respiración, e incluso aguas termales.
Cómo prevenir y manejar el estrés:
He aquí algunas claves para prevenir y manejar el estrés:
Planeemos las actividades con adelanto y aprendamos a decir que no, evitaremos asumir actividades que después no podremos realizar.
Organicemos y prioricemos, que hacer primero y cuáles pueden esperar.
Dediquemos un tiempo para relajarnos, distraernos y desconectar.
Hagamos más ejercicio físico y comamos productos naturales y de forma equilibrada.
Expresemos y liberemos nuestras emociones.
No nos exijamos más de lo necesario. Querer abarcarlo todo no nos hará más felices, al contrario.
Sepamos dar a las cosas el valor que tienen, sin preocuparnos por cosas que no podemos controlar, esto aliviará nuestro estrés.
Reír a carcajadas, nos hará sentir mejor, sentirás mucho mejor, además mejorará el ritmo cardíaco, la circulación sanguínea, la respiración, etc.
Desconectemos fuera del trabajo de tanta tecnología que nos controla.
Dediquemos tiempo a hacer lo que nos gusta
Otra cuestión importante es el descanso, Igual que nuestro cuerpo necesita reposar, nuestra mente también lo necesita. No es suficiente con dormir un rato, necesitamos nuestro tiempo para eliminar el cansancio. Si cuidamos la salud de nuestra mente, evitaremos que interfiera en la salud del cuerpo. La mejor manera de calmar la mente es bajar las revoluciones, o sea, nuestro ritmo.
No hay ninguna medicina que nos quite el estrés crónico, ni natural ni química, pero si como he comentado antes podemos atenuarlo.
Un método que ayuda de forma positiva para calmarlo es la meditación, que practicada de forma regular puede cambiar la rutina natural del cerebro y hacer que podamos afrontar y resistir mejor sus consecuencias.
El estrés nos puede llevar a seguir algunos comportamientos poco saludables, como:
Comer más de lo necesario
Fumar
Tomar alcohol y consumir drogas
Dormir mucho o no hacerlo lo suficiente
Aunque estas conductas pueden “calmarnos” aparentemente, a la larga son más perjudiciales que ayuda.
Hay personas que son más proclives de padecer problemas de estrés.
Podemos clasificar el estrés en tres tipos:
El estrés agudo es la respuesta ante un hecho traumático puntual. Normalmente, no suele producir daños importantes. Es la forma de estrés más leve y habitual, su tratamiento es el más sencillo.
Estrés agudo episódico presenta periodos con mucha frecuencia. Suelen padecerlo personas con muchas responsabilidades o cargas que les superan, causa irritabilidad, ansiedad.
Estrés crónico es el más dañino para quien lo padece porque no ven solución a sus problemas.
JOSEP MASDEU BRUFAL
Naturópata
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario