jueves, 11 de agosto de 2016
Los árboles también tienen conexiones sociales
Charles Darwin fue uno de los primeros hombres en estudiarlas y señalar que eran seres sintientes y que sus raíces actuaban “como el cerebro de uno de los animales inferiores“, sin embargo con el paso de los años estas observaciones no sólo se han corroborado, sino que se han descubierto aún más secretos que podrían cambiar la forma en la que nos relacionamos con la naturaleza que nos rodea. Hemos visto lo que el neurobiólogo Stefano Mancuso ha revelado acerca de su inteligencia, su capacidad de calcular e incluso su habilidad de comunicarse entre sí. Pero hoy quiero contarles acerca de los hallazgos de Peter Wohlleben, un guardabosques alemán que ha llevado la atención del público a estos temas de una forma que nadie habría esperado.
Gracias a su libro llamado “The Hidden Life of Trees: What They Feel, How They Communicate — Discoveries From a Secret World” (La vida oculta de los árboles: Qué sientes, cómo se comunican – Descubrimientos de un mundo secreto) que fue un completo éxito de ventas –lleva alrededor de 320.000 copias vendidas y ya ha sido traducido en 19 países–, Wohlleben ha presentado al mundo un lado de la naturaleza que muchos desconocían. En él Wohlleben no sólo ha demostrado a sus lectores que los árboles son mucho más que unos “robots orgánicos que limpia el aire y generan oxígeno”, como dice él que la sociedad de hoy suele verlos, sino que además los ha presentado como lo que verdaderamente son: unos seres vivos con complejas estructuras, capaces de comunicarse entre sí y generar conexiones sociales.
Caminando en el bosque, Peter se detiene frente a dos grandes árboles y dice:
“Estos árboles son amigos. ¿Ves cómo las ramas anchas apuntan en diferentes direcciones las unas de las otras? Eso es para no bloquearle la luz a su amigo. A veces pares como este están tan interconectados, que cuando uno de los árboles muere, el otro también lo hace“
Peter Wohlleben estudió silvicultura o ciencias forestales y desde entonces ha trabajado como guardabosques en diversas áreas. Y para este libro, además de basarse en diversos estudios publicados al día de hoy acerca del comportamiento de las plantas, recurrió a sus propias experiencias y observaciones en terreno.
Dentro de las temáticas que Wohlleben trató en su libro, están que las plantas pueden contar, aprender y recordar; que cuidan de sus vecinos enfermos, que emiten una alerta para avisar a otros en caso de peligro, al enviar señales eléctricas a través de una red llamada “Wood Wide Web”, y que por razones que aún se desconocen mantienen los troncos de árboles caídos vivos durante siglos al alimentarlos con una solución azucarada a través de sus raíces.
Hace 10 años que Wohlleben ha visto con sus propios ojos cómo el bosque en realidad suele ser mucho más saludable cuando el ser humano deja de intervenir tanto en su crecimiento. La municipalidad de Eifel lo contrató directamente para que se hiciera cargo de su bosque y él hizo varios cambios basándose en lo que había visto en varios viajes que realizó al extranjero para estudiar el comportamiento de estos ecosistemas: cambió el uso de maquinaria pesada por caballos, eliminó el uso de insecticidas y comenzó a dejar que el bosque creciera por su cuenta y a su ritmo. Dos años después el bosque se veía mucho más sano y los dueños estaban felices de haber eliminado tantos gastos en maquinaria y químicos.
Creo que finalmente el ser humano se está dando cuenta que no somos los únicos seres inteligentes en la Tierra, y que la naturaleza está mejor sin nuestra “ayuda”.
Ecoportal.net
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