miércoles, 24 de enero de 2018

La Germinación

Germinar es facilitar las condiciones para que despierte la vida que duerme en cualquier semilla. Germinadas, las semillas son de los alimentos más nutritivos que conocemos. Se comen tal cual, en ensaladas o como ingredientes de mezcla en la preparación de cualquier plato.

Al germinar, las semillas incrementan su capacidad nutritiva, están llenas de energía y además son fácilmente asimilables por el organismo. Esto se debe a que, al encontrar las condiciones propicias para su crecimiento (humedad y calor pertinentes) aumenta su absorción del agua. Los inhibidores (sustancias que se encargan de mantener la supervivencia de la semilla) se disuelven, y comienza a manifestarse la vida. Se multiplican las enzimas para generar las reacciones metabólicas de crecimiento y comienzan a aparecer los brotes. Las semillas se conviertes en plantas y su contenido nutricional se incrementa al máximo.

¿Qué sucede en ése momento?
Los inhibidores se descomponen y eliminan
El almidón se transforma en azúcares simples
Las proteínas se convierten en aminoácidos
Las grasas se convierten en ácidos grasos
Las sales minerales se multiplican
Aumenta la síntesis de vitaminas
Se sintetiza la clorofila

¿Cómo germinar semillas?

Con una pequeña cantidad de semillas, su volumen aumenta entre dos y diez veces, en función del tipo de semilla utilizado. Hay dos tipos de germinados:

Los germinados de cultivo hidropónico, reciben este nombre porque crecen sólo con agua.

Se pone una cucharada de semillas en un tarro de vidrio y se añade agua hasta doblar el volumen de las semillas. Se dejan en remojo de 6 a 12 hrs dependiendo de la semilla. Es importante utilizar agua sin cloro.
Una vez remojadas, se escurren las semillas en un colador y se lavan bien, hasta que el agua salga limpia. En vez de un colador puede utilizarse tela mosquitera flexible. Una vez lavadas, se las reparte en una bandeja teniendo el cuidado de no amontonarlas y se las deja reposar sobre un repasador en un lugar cálido donde no incida la luz directamente. En caso de taparlas con un trapo, cuidar que les entre aire.
Cada día se enjuagan las semillas a fines de mantener la humedad hasta que germinan. Casi todas germinan en un período que va de 1 a 7 días.
Los germinados verdes: se realizan con tierra. Se requiere más tiempo y espacio, pero obtenemos alimentos muy frescos y de primera calidad, llenos de energía y clorofila.

Se pone una cucharada de semillas con cáscara en remojo con agua en un tarro de vidrio y se deja reposar entre 6 y 12 horas (dependiendo de la semilla). Pasado ese tiempo, se lavan y se escurren. Una vez lavadas, se las reparte en una bandeja teniendo el cuidado de no amontonarlas y se las deja reposar sobre un repasador en un lugar cálido donde no incida la luz directamente. En caso de taparlas con un trapo, cuidar que les entre aire. Cada día se enjuagan las semillas a fines de mantener la humedad hasta que germinan.
Se lavan una o dos veces al día en función de la temperatura hasta que los brotes sean la mitad de largos que la semilla, y es entonces cuando ya las podemos plantar en la tierra.
Se prepara una bandeja con tierra, y se esparcen las semillas germinadas encima, pero sin dejar que se superpongan. Se riegan con un pulverizador, sólo para que esté húmedo y se tapa con otra bandeja para proteger de la luz y mantener la humedad.
Pasados tres días, se retira la bandeja superior, se riega una vez al día en invierno y dos en verano, o los necesarios para mantener la humedad, hasta que los brotes se puedan recolectar (suele ser entre 7 y 12 días). Para cosechar los brotes, se cortan a nivel de la tierra con cuchillo afilado o con unas tijeras.
FUENTE: http://sabiduriavegetal.blogspot.com/

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