martes, 30 de junio de 2009

La Ciruela y sus dones



La ciruela, jugosa y deliciosamente dulce y ácida a la vez, es la fruta laxante por excelencia. Además aporta vitaminas A, C y E.
Fresca, ligera y aromática, la ciruela resulta muy apetecible en primavera y verano. Es el fruto del ciruelo (Prunus domestica), un árbol perteneciente a la familia de las rosáceas y al género prunus, al igual que el melocotón y el almendro.
Un tesoro de nutrientes
La ciruela es rica en agua (83%), fibra (2%) e hidratos de carbono (11%), pero apenas contiene grasas (0,2%) ni proteínas (0,8%). Unos 100 gramos de fruta aportan potasio (190 mg) y, en menor cantidad, calcio (14 mg), fósforo (10 mg), magnesio (8 mg) y hierro (0,10 mg). Contienen, además, cantidades notables de vitamina C (9 mg), provitamina A (30 mcg) y vitamina E (0,7 mg).
Energía física y mental
La vitamina A es importante de cara al buen estado de la piel y las mucosas, así como el funcionamiento ocular. Por su lado, tanto la vitamina E como la C ejercen una notable acción antioxidante frente a los radicales libres, que dañan principalmente las arterias y las neuronas, además del ADN del núcleo celular.
Otros componentes de efecto antioxidante son las antocianinas, pigmentos que proporcionan el característico color de las ciruelas, sobre todo en las variedades rojizas y moradas. Al sabor contribuye en buena parte el ácido málico.
De los minerales, el que contiene en mayor abundancia la ciruela es el potasio, que interviene en la actividad muscular y en el equilibrio hídrico del organismo. Destaca asimismo la presencia de diversos oligoelementos: cobre, manganeso, selenio y cinc. Todos ellos, aunque estén en pequeñas cantidades, contribuyen al adecuado funcionamiento de las células del cuerpo.
Esta composición nutricional convierte a la ciruela en un alimento energético, alcalinizante, refrescante y estimulante, ya que tonifica el sistema nervioso. Conviene a lo largo de toda la vida, desde la infancia hasta la vejez.
Está especialmente indicada para obtener un mejor rendimiento físico e intelectual en las labores normales o en periodos de actividad momentáneamente más intensa (estudiantes y deportistas). También siempre que se precise una desintoxicación orgánica.
Para el sobrepeso la ciruela es en general una fruta muy recomendable, tanto por su bajo contenido calórico como por su acción drenante.
Como laxante y desintoxicante puede además aliviar el estreñimiento funcional y aligerar la carga del hígado.
Su efecto diurético también la hace útil en caso de reumatismo, gota y enfermedades renales (excepto en caso de litiasis, debido a su contenido en ácido oxálico, sobre todo en variedades azuladas).
Todo un mundo de colores… y de sabores
Amarillas, rojas, verdes, púrpuras, moradas, negras… las ciruelas son una fruta refrescante, con un sabor entre ácido y dulce que contrasta agradablemente y en el que se pueden apreciar notas almendradas, florales, a melocotón, a fresa y ligeramente picantes.
Como fruta de mesa ponen un broche a cualquier comida, aunque también pueden comerse antes, para facilitar la digestión. Además, al ser ricas en fibra y tener agua en abundancia pueden resultar saciantes.
En ensalada combinan bien con lechugas dulces pero un toque de verduras amargas o ligeramente picantes, como el de la achicoria o los berros, realza su dulzor. También casan con frutos secos como las nueces, piñones o almendras y con frutas como la manzana. En cualquier caso, las variedades más firmes son las adecuadas para ensalada.
Con queso resultan deliciosas. Les sientan bien tanto los quesos frescos -como el de Burgos o el requesón- como los curados tipo manchego o los quesos suaves de cabra. Pueden combinarse en ensalada o como postre.

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