Para esta receta necesitamos preparar previamente la nata montada de coco, según explicamos aquí. Para ello, dejar el envase en la nevera como mínimo dos horas, separar el agua y batir con batidora de varillas hasta montarla. Endulzar al gusto si se desea, y reservar en la nevera.
Abrir un bote grande de garbanzos y escurrir todo el contenido sobre un colador encima de un recipiente, recogiendo la mayor cantidad posible de líquido. Rebañar el tarro y remover la legumbre para ayudar a apurar. Guardar los gabanzos en la nevera o usar a conveniencia. Si usamos arándanos congelados, sacar y dejar sobre otro colador para que pierdan parte del hielo.
Batir con batidora de varillas el aquafaba, incrementando la velocidad poco a poco, como si montáramos clara de huevo. En pocos minutos obtendremos una textura esponjosa de merengue, blanco y firme. Cuando haga picos al separar las varillas, reservar.
Triturar los arándanos hasta que no haya grumos. Mezclar con el azúcar glasé (o edulcorante al gusto) y llevar a un recipiente más grande. Añadir los 100 g de nata de coco (pesar la cantidad) y mezclar con suavidad, con movimientos envolventes hasta homogeneizar.
Agregar la vainilla y también los 100 g de aquafaba montada
(pesar la cantidad), de la misma manera, envolviendo la mezcla de
arriba hacia abajo para darle volumen y no perder aire, preferiblemente
con una lengua pastelera. Una vez se tenga una mezcla homogénea,
repartir en cuatro recipientes y dejar reposar en la nevera unas dos
horas. (vitonica)
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