lunes, 12 de enero de 2015

La alimentación en el ser humano


Un poco de historia

La observación demuestra a todo investigador imparcial que la construcción anatómica del hombre y los antropomorfos es casi igual. Nuestro esqueleto está compuesto por la misma estructura ósea, con el mismo orden y organización; hay una gran similitud muscular; existen las mismas glándulas salivales, hepáticas e intestinales para la digestión, etc…
Cierto es que mediante un minucioso análisis, se observan algunas diferencias, pero éstas también se dan entre los individuos humanos con independencia de la raza a la que pertenezcan.

El ovo-lacto-vegetarianismo es un sistema de alimentación que excluye completamente todo tipo de carnes y sus derivados. Es muy común que NO se asocie fiambres y embutidos con carnes e incluso, que por el término carne se entienda solamente las carnes rojas pero eso es verdaderamente una prueba clara de ausencia de sentido común y de conciencia alimentaria.
Este tipo de alimentación está compuesto por frutas, hortalizas, cereales, productos lácteos y huevos.
Se utilizan además especias, logrando así verdaderos manjares que combinan sabores, colores y consistencias, creando platos variados, sanos y de elevado poder nutricional.

La historia registra que siempre hubo individuos y grupos de personas que comprendieron la importancia de una dieta vegetariana para beneficiar su salud o por motivos éticos o religiosos.
Pitágoras prohibía comer carne a sus discípulos, asegurando que era un alimento malsano, inmoral y que además embotaba la inteligencia.
Platón, uno de los sabios mas recordados de la antigua Grecia, era vegetariano. Su lugar predilecto era un jardín con árboles frutales, llamado akademos (de donde procede el término academia) que distaba unos kilómetros de Atenas; allí, el discípulo de Sócrates se reunía con sus alumnos para transmitirles sus enseñanzas filosóficas. Epicuro, quien sentó las bases de la filosofía monista sobre la que se apoya toda ciencia moderna, fue también vegetariano. Sólo se alimentaba con frutos que él mismo cultivaba.
Benjamín Franklin, inventor del pararrayos, también fue vegetariano. Uno de los personajes mas famosos que defendió la costumbre del vegetarianismo y combatió el carnivorismo fue Jean Jaques Rousseau, el suizo que llegó a ser unos de los grandes literatos y pensadores de Francia en vísperas de la Revolución Francesa.
Tolstoi, el gran novelista ruso, no solamente predicó a favor del vegetarianismo sino que dio el ejemplo, alimentándose exclusivamente de frutas y verduras crudas. Es recordada su frase: “mientras nosotros mismo somos tumbas vivas de animales sacrificados, ¿cómo podemos esperar condiciones ideales en la Tierra?. Ya en edad avanzada realizaba grandes caminatas, dando pruebas de un vigor físico inusitado. Algunas de sus mejores obras corresponden a sus últimos años.
Otro famoso vegetariano, George Bernard Shaw, sintetizó su oposición al sistema carnívoro con la frase: “Los animales son mis amigos y yo no me como a mis amigos”.
Hoy, el vegetarianismo ya está reconocido en el mundo y a pesar de que todavía existen ciertas posiciones ignorantes al respecto, ya no hay ninguna duda con relación a los beneficios que esta forma de alimentarse provee a quien la adopta.

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