martes, 16 de marzo de 2010

¿Vivir para comer o comer para vivir?



Desde épocas inmemoriales nuestros abuelos nos decían que el bebe cuando más “gordito” era, más sanito estaba; la cultura del niño gordo era sinónimo de belleza y salud.
Nos fueron inculcando que era necesario “comer mucho” para ser sano y fuerte. La visión actual de la medicina indica lo contrario, hoy la gordura es vista como una enfermedad y las dietas están a la orden del día. Esto trajo aparejado nuevas enfermedades como la “bulimia” y la “anorexia” y el gran negocio de las clínicas para adelgazar.
La historia nos muestra que la alimentación del hombre primitivo (generalmente basada en frutas y cereales) era rica en nutrientes pero baja en calorías. Además, hace 10.000 años el hombre realizaba un gasto energético muy grande para procurar el alimento; en tanto el hombre moderno le basta con abrir la heladera.
El material genético es el mismo, lo que ha variado es la forma de satisfacer la sensación de hambre. En su evolución el hombre ha “disfrazado” una función fisiológica, convirtiéndola en un degustar lo que le provoca placer.
Ni mucho, ni tan poco, debemos comer para vivir y no vivir para comer y la alimentación vegetariana llena todas las necesidades del cuerpo humano.

Ensalada fresca variada:



Ingredientes:
Base: Arroz blanco
choclo en grano
arvejas frescas
zanahoria rallada
huevo duro rallado
repollo blanco picado en juliana
trocitos de queso (de sándwich)
aceitunas s/carozo
alcaparras
perejil picado
Preparación:
1.Mezclar con mayonesa
2.Al servir poner en el plato rodajas de tomate, una hojas de lechuga y tiras de morrón. ¡Bon apetite!

Los Cereales en la Historia



La historia de la humanidad está íntimamente ligada a los cereales. A ellos a recurrido siempre para socorrer a los pueblos azotados por el hambre.
En su libro “Origen de las plantas cultivadas” A.Guyot formula interesantes puntualizaciones sobre el origen de diversos cereales. Según él, se han encontrado restos de torta de mijo y otros granos de plantas silvestres procedentes del paleolítico. En las ruinas de antiguas ciudades suizas del neolítico se han hallado restos de trigo, cebada, avena, mijo... el trigo y el centeno empezaron a cultivarse con azada a principios del neolítico, por entonces se consumía también la neguilla y la cizaña. En ciertos extractos fósileros del neolítico se han descubierto restos de trigo y cebada. En el neolítico se cultivaron 8 especies de cereales; de entre las conocidas actualmente sólo faltaban la espelta, el centeno y la avena que aparecieron entre las edades de bronce y de hierro.
Desde los tiempos más remotos (10.000 años AC) el hombre ha hecho semillas de cereales, preparadas en forma de gachas o tortas, su alimento principal. En Roma, cada legionario recibía 800g de semillas de trigo y cada grupo de 10 hombres disponía de un molino para transformar ese grano en harina.
En el 9° milenio AC, se cultivaba trigo en Mesopotamía y la cebada crecía espontáneamente. En el 6° milenio, se sembraba trigo y cebada en el bajo Egipto. En Persia se cultivaba trigo candeal, la cebada y la espelta. El mijo era conocido en tiempos de Herodoto.
Hacía el año 2500 AC se cosechaban en la India trigo, arroz y cebada. Los Arios cultivaban trigo y cebada; y los Chinos (hacía el 2700 AC) celebraban ceremonias con motivo de la siembra de trigo, mijo y sorgo. En el “Libro de Ruth” 2.14 podemos leer: “Ella se sentó al lado de los segadores, y les dio una partición de trigo tostado, del que comió ella hasta saciarse y le sobró”.
Considerando todo lo dicho y además la cita Bíblica dijo también Dios: “Ahí os doy cuantas hierbas de semilla hay sobre la faz de la Tierra toda...”. Se hace inevitable la conclusión de que nunca se le dio la debida importancia a los cereales, alimentos tan nutritivos como económicos.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Alimentos que son medicinas:



Ajo – Cebolla – Limón – Pomelo – Jengibre (favorece la absorción de nutrientes y sustituye la sal) – Col o Repollo (anticancerígeno) – Aceite de Oliva – Frutos Secos: Avellanas, Almendras, Nueces y Pistachos. (Con su elevado contenido de grasas insaturadas -entre 50% y 60%- resultan beneficiosas para la salud cardiovascular).

Pensamientos:

“Vendrá el tiempo en que los hombres considerarán la matanza de animales igual como consideran ahora la de los hombres”.
Leonardo da Vinci.

Las combinaciones ideales:



En realidad, lo ideal sería combinar cualquiera de estas proteínas con una pequeña cantidad de proteína animal no cárnica (un poco de leche, queso, miel o huevo) para obtener mezclas tan buenas como si sólo se hubieran consumido estas últimas.
Esto también puede lograrse incorporando leche en desayunos y meriendas especialmente para los niños, mujeres embarazadas o que están amamantando (pues son momentos de la vida en los que se están creando tejidos nuevos) y en la menopausia.
Si la dieta carece de un solo elemento esencial, la salud se resentirá. Es por eso que será necesario utilizar legumbres, cereales diversos, frutas secas y semillas para evitar que esto ocurra.
Estos alimentos contienen proteínas que deben completarse entre sí (consumiendo en la misma comida varios de ellos), de esta forma se obtienen proteínas equilibradas y completas, que son las necesarias para mantener la integridad de nuestros tejidos. Esa es la importancia de planificar los menús, de manera tal de asegurar que el organismo disponga en todo momento de una mezcla de aminoácidos óptima en cantidad y calidad.
Se deberá tener en cuenta también la importancia de cocinar adecuadamente los alimentos, ya que un exceso de cocción disminuye la calidad de las proteínas. ¿Cuáles son entonces los alimentos que utilizaremos en esta cocina?
En primer lugar los vegetales, teniendo en cuenta de seleccionarlos de todos los colores y formas, de modo tal de obtener todas las vitaminas y minerales que necesitamos.
Para enriquecer su valor nutricional agregaremos cereales, entre los que se destacan el mijo, la avena integral, el trigo integral en sus distintas variedades, el arroz integral, el centeno y el maíz. Se aprovecharán enteros, partidos o sus harinas.
Nos aportan mucha cantidad de fibra soluble e insoluble (importante para eliminar grasas, para regular la glucemia y para evitar la constipación). Son ricos en vitaminas, especialmente del complejo B.

Ñoquis de queso:



Ingredientes:
3/4 kg de queso tipo mantecoso
3 huevos
2 yemas
3 claras
300 g de harina
100 g de fécula de maíz
sal, pimienta y nuez moscada

Preparación:
Cortar el queso en cubos, agregar los huevos, la harina, la fécula y condimentos a gusto. Con las manos ir uniendo formando una masa, luego tomar porciones armando rollitos (sobre una mesada enharinada), cortar los ñoquis de aproximadamente 2 cm, hervir en abundante agua y sal hasta que suban a la superficie, colar y acompañar con salsa pomarola. ¡Buen provecho!

Hamburguesa de arroz y vegetales:



Ingredientes: Para 6 porciones.
1/2 atado de espinacas cocidas, 2 tazas de arroz integral ya hervido, 1 zanahoria chica cocida al vapor, 1 manojo de perejil picado, 1 diente de ajo deshecho, 2 cucharadas de queso tofu consistente picado, cantidad necesaria de pan rallado, sal, pimienta y 2 cucharadas de harina de soja.

Preparación:
Picar la espinaca bien escurrida y mezclarla con la zanahoria picada, el arroz cocido y escurrido por completo, la harina de soja disuelta previamente en muy poca cantidad de agua por 1 hora, el perejil, el ajo, el tofú, sal y pimienta. Unir bien con las manos.
Si se notara que a la masa le faltara consistencia, agregarle pan rallado. Separar luego porciones, formar las hamburguesas, pasarlas por pan rallado y cocinar en una sartén rociada con spray vegetal o al horno. ¡Riquísimas!

Pensamientos:

“En verdad es el hombre el rey de los animales, pues a todos los excede en brutalidad. Vivimos gracias a la muerte de otros. ¡Somos cementerios!” . Leonardo da Vinci.