martes, 6 de junio de 2017

Religión y vegetarianismo


La religión es una difícil área desde la cual surgen muchos sentimientos fuertes. IVU no adopta ninguna fe y es neutral en cuestiones de religión. Sin embargo, la religión es un aspecto de la vida que no se puede ignorar porque ha jugado el papel más importante a través de la historia en lo que respecta al tratamiento de los hombres con los animales. Ya sea tomando a los animales como comida, para sacrificios o como objetos de uso para lo que nosotros queramos, los grupos religiosos han adoptado diversas posturas, las cuales han causado distintos grados de sufrimiento a los animales. Los humanos han intentado justificar el trato que han dado a los animales tomando como excusa la gran variedad de las festividades y rituales religiosos.
Mientras que muchos de los vegetarianos son religiosos, otros se oponen a la religión en cuanto que la consideran como la mayor causa de sufrimiento de los animales. Sea el que fuere el punto de vista de cada uno, la religión es un aspecto de la vida que ninguno de nosotros puede ignorar completamente, por lo tanto IVU lo está subrayando aquí.
El tratamiento de varias religiones al vegetarianismo parece extenderse desde los Jainistas con su total respeto por la vida, pasando por el trato budista hasta algunos sectores cristianos con sus mandatos vegetarianos.
Muchos miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día son vegetarianos, pero no todos siguen el camino vegetariano. La Iglesia Anglicana normalmente ve a los animales como seres puestos en la Tierra para el uso de los humanos y éste es un trato similar al que ofrece la Iglesia Católica y Romana. En un reciente número de INROADS, en la carta de la International Network for Religion and Animales (INRA), señala que la fundadora de INRA ha abandonado la Iglesia Católica y Romana en la cual había nacido. La razón de su acción fue la última edición del Catecismo de la Iglesia Católica. Ella asegura que el nuevo Catecismo pone de relieve la idea de que, durante todas las generaciones, ha sido un concepto público y tradicional que los animales fueron creados para el uso de los hombres (Catecismo página 280). "Los animales, como las plantas y los seres inanimados son por naturaleza destinados para la felicidad, en el pasado, presente y futuro, de la humanidad". En la página 590 continúa diciendo: "Ellos pueden ser utilizados para servir la justa satisfacción que los hombres necesitan".
Ella continúa sugiriendo que esa es una “tradición”, pasada de generación en generación, que ha llegado a ser como un mal hábito, sostenido sin ninguna razón, sin examinar las premisas iniciales y sin consideración a las normas culturales del tiempo en las cuales esa “tradición” se desarrolló. Esa tradición ignora los avances en el conocimiento y en la tecnología, o los efectos que éstos tienen sobre el reino animal.
Los hombres disponen ahora de un control total sobre el reino animal y son capaces de hacer lo que quieran con él. Tenemos el conocimiento y el poder para eliminar a la mayoría de las especies, si no a todas. Seguramente, esto nos da responsabilidades especiales para con los animales.
El Catecismo dice (pág. 850): "por su existencia ellos bendicen y dan gloria". Los animales no pueden hablar por ellos mismos por lo que nosotros necesitamos actuar y hablar por ellos.
El Catecismo urge a la gente a proceder con amabilidad y bondad con los animales, pero ese requerimiento esta vacío a menos que tales sentencias no sean apoyadas con firmes propósitos para asegurarse realizar actos con compasión.
Prácticas en España presentadas como festivales religiosos y eventos similares frecuentemente se centran en el abuso de los animales; incluyendo la lapidación hasta la muerte, tirándolos desde una torre y torturándolos por las calles mientras el público aplaude. Muchos de estos actos son justificados en el nombre de la religión; y no sólo es en España donde estos abusos existen.
En discusiones sobre comer o no comer animales que he tenido con muchas personas religiosas normalmente resulta que intentan justificar esas prácticas en el nombre de Dios y con la creencia de que EL aprobaría esa conducta.
Por Maxwell G. Lee (de IVU Newsletter)

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