sábado, 18 de abril de 2009

Crudo puede ser mejor



Los alimentos crudos conservan toda su fuerza vital y la calida de sus nutrientes.

Culturalmente, la humanidad utiliza el cocimiento de los alimentos como una forma de tiernizarlos y de conservarlos. A partir del siglo XIX, los conocimientos de la microbiología hicieron que se utilizara la cocción y el pasteurizado para destruir las bacterias que podrían enfermar a los consumidores. El cocimiento tiene la desventaja de desnaturalizar a los alimentos: significa que pierden sus propiedades físico-químicas y su valor nutricional decrece o desaparece. Los alimentos cocidos producen, al ser ingeridos, una leucocitosis (aumento del número de glóbulos blancos) equivalente al doble o al triple de los valores normales. Pareciera existir una relación proporcional de tiempo y temperatura de cocción con la cantidad de glóbulos blancos en la sangre del consumidor. El naturismo considera que los alimentos cocidos pierden su fuerza vital.

Existe una regla de oro en relación con la ingesta de alimentos: “Comer solamente cuando sentimos apetito”. Nunca debemos forzarnos ni forzar a nuestros hijos a comer; y menos cuando nos sentimos enfermos. Es saludable hacer una jornada de ayuno, de vez en cuando. Un ayuno de hasta dos días, puede hacerlo sin riesgo un adulto sano y siempre será beneficioso. Para ayunos terapéuticos más largos es necesario consultar con el médico naturista o con un nutricionista. El ayuno no se aconseja cuando la actividad laboral demanda mucha actividad física ni cuando se hacen entrenamientos deportivos muy intensos. No debe ayunarse cuando se sufren quemaduras o heridas graves, tuberculosis o estados de debilidad física o mental. Los ayunos se acompañan con agua, jugos naturales y caldos vegetales.

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