sábado, 9 de junio de 2012
Comer Bien para estar Bien
Todo lo que comemos se refleja en nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo está formado principalmente por agua, grasa y músculo. La proporción de cada una de estas partes es diferente en cada persona y depende mucho de la alimentación y la actividad que cada uno realiza.
Se ha hablado mucho sobre la importancia de una dieta ordenada y equilibrada que aporte las grasas, los carbohidratos, las proteínas y todo lo necesario en su justa medida para una adecuada nutrición.
Los carbohidratos y grasas que el cuerpo no gasta, se acumulan en forma de grasa. Mientras que las proteínas no se quedan en el cuerpo más que un tiempo limitado. Una persona obesa, está mal alimentada.
No es el estómago quien come, sino las células. Estas se nutren, renuevan y trabajan con los alimentos que absorben. Una célula mal alimentada, es una célula débil, que no puede efectuar correctamente sus funciones y esto provoca un desgaste anticipado.
Las hormonas son las que causan los antojos, son los mensajeros químicos que intervienen en cómo nos sentimos, en lo que queremos y como nuestro cuerpo acumula grasas, entre otras cosas.
Cuando el estómago está vacío, secreta una hormona, que además tiene relación con la hormona del crecimiento, que es una de las causantes del hambre.
Una buena masticación de los alimentos permite llevar los nutrientes de forma más eficaz hacia la corriente sanguínea, lo que afecta a la secreción hormonal del intestino y a los procesos digestivos y de absorción.
Se ha demostrado que masticar más, hace que comamos menos y mejore la digestión.
La mayoría de dietas lo recomiendan y es algo lógico, ya que al masticar más, se come más despacio y la persona se sienta harta y satisfecha con menos comida.
Nuestro cuerpo quiere estar sano y en forma, pero normalmente somos nosotros quienes se lo impedimos. El cuerpo no quiere tener acumulaciones innecesarias de grasa, soportar un peso excesivo ni saturarse de toxinas coleccionadas a lo largo de años de mala alimentación y de dietas perjudiciales que sólo le suponen desgaste, enfermedades y deterioro. Pero él tiene que jugar con los nutrientes que le damos, y lucha para sobrevivir aun cuando estos nutrientes son deficientes. En cuanto comencemos a nutrirnos correctamente, el organismo reaccionará agradeciéndonoslo con salud y bienestar.
Como es una mala Alimentación
El exceso de alimentos en nuestra sociedad de consumo hace que no le demos importancia a la comida y esto desemboca también en un exceso de ingesta de alimentos, no controlada y como mucho ya haremos dieta.
Si los alimentos no son los adecuados, el organismo debe reajustarse para seguir funcionando. Por esta razón, podemos afirmar que somos lo que comemos y aunque parezca increíble, si nos alimentamos bien estaremos sanos y en forma toda la vida.
Podemos alimentarnos mal por 2 causas:
Por exceso en nuestra dieta habitual y no cumple su función y lo único que hace es saturar el cuerpo de toxinas y calorías que se acumulan como grasas.
Por defecto, comer es imprescindible.
La alimentación a de cubrir las necesidades de nutrientes a nivel celular y no del estómago, ya que aunque nos sintamos saciados después de comer, no debemos olvidar que son las células las que deben incorporar los nutrientes que necesitan.
Una mala alimentación provoca cambios de carácter, algo muy frecuente con las dietas incorrectas, así como induce a estados depresivos, lo que ocurre cuando el sistema nervioso central no recibe los nutrientes para su funcionamiento normal.
La rutina provoca hábitos nocivos.
Como realizar una Alimentación correcta
Si la alimentación es correcta no debe dejarnos con sensación de hambre y si debemos notar que aumenta la vitalidad.
Los alimentos por sí solos no son la medicina que lo cura todo, pero sí que un cambio en la alimentación es necesario para corregir desequilibrios.
Los alimentos deben ser naturales, integrales y frescos, cuanto más natural más alto es su valor alimenticio.
Deberíamos comer al menos el 60 % de los alimentos crudos y no porque tengan más sabor, sino porque son más beneficiosos, además aportan más vitaminas, minerales y fibra.
Debemos comer seis vegetales, dos frutas, un almidón y una proteína, cada día. Las verduras contienen mucha fibra y minerales. Las frutas tienen azúcar natural y vitaminas.
Las comidas deben seguir la proporción de un 80% de alcalinos y un 20% de ácidos. El 80% de los nutrientes en la sangre son alcalinos y el 20% ácidos. Para conservar el paralelismo en la sangre, debemos comer, seis verduras y dos frutas que forman ese 80% de alcalinidad y una proteína y un almidón aportan el 20% de acidez.
Cambiemos los azúcares, proteínas, almidones, verduras y frutas de una comida a otra y de un día para otro, ya cada órgano necesita un elemento químico más que otros para conservarse sano.
Comamos con moderación, las personas que han llegado a edades avanzadas pesaban lo mismo que cuando eran jóvenes.
Separemos los almidones y las proteínas, comámoslos en diferentes comidas, no porque sean incompatibles, sino porque así podremos comer más frutas y verduras en cada comida.
Vigilemos el agua que bebemos, muchos de los sistemas públicos de agua tienen un alto contenido de sustancias químicas.
Evitemos comer en exceso, ya que puede provocar indigestión, inflamación o acidez.
No prescindamos de los alimentos importantes, la salud depende tanto de lo que no comemos como por lo que comemos.
La digestión comienza antes de que empecemos a comer. La saliva se prepara para iniciar la digestión, que puede durar hasta 20 horas después de haber comido.
Y dura tanto porque los alimentos, realizan un largo recorrido por todo el aparato digestivo. Donde los alimentos se procesan y el cuerpo coge los que necesita para dar a las células la energía y las sustancias que necesitan para realizar sus funciones.
Para que la comida haga todas estas cosas, tiene que ser engullida en cantidades pequeñas, para que el cuerpo la pueda absorber y utilizar. He aquí la importancia de la masticación, que es el proceso por el cual despedazamos y molemos los alimentos preparándolos para ser tragarlos.
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