sábado, 15 de octubre de 2011

¡Hay que plantar! La Hidroponía (segunda parte)



Inicio del Cultivo: La semilla es, en potencia, una planta completa que está esperando los estímulos necesarios para iniciar una vida activa. La germinación se produce cuando absorbe suficiente agua para que la corteza exterior se abra y el embrión que está dentro empiece su desarrollo. La luz puede estimular o inhibir la germinación de acuerdo a la variedad de planta. Las semillas respiran durante la germinación, por lo tanto si no existe aire en abundancia se asfixian, por eso hay que tener cuidado con la cantidad de agua que se suministra y con el tipo de medio en el cual se siembra. En general, para obtener las plántulas para un cultivo hidropónico, no se requiere de condiciones diferentes que para un cultivo tradicional en tierra, porque la nueva raíz se abre camino hacia abajo (geotropismo positivo) para afirmarse en su base de sustentación, y el pequeño tallo crece hacia
arriba buscando la luz (geotropismo negativo). Se pueden obtener desde un almácigo, o sembrarlas directamente en su disposición final. El almácigo no es más complicado que un pequeño recipiente con arena a la que se le ha agregado solución nutriente, el que se cubre con una malla o paño y sobre él se depositan las semillas. También, y en forma más simple aún, se puede utilizar un plato con algodón y solución. Es importante considerar que el almácigo no necesita ni luz ni sol y que debe estar en un lugar abrigado y protegido del viento.
Entorno del Cultivo: Desde una perspectiva ecológica y del desarrollo de la civilización, el medio ambiente representa el conjunto de situaciones en las cuales tiene que vivir una criatura. No significa solamente el habitat: viento, frío, calor, humedad, lagos, ríos o pantanos, sino también factores del nicho como la provisión de alimentos y los enemigos naturales. El medio ambiente es un sistema multidimensional de interrelaciones complejas en continuo estado de cambio.
La Luz. La luz es vital para el crecimiento de las plantas, pero no todas necesitan la misma cantidad de luz. Es conveniente que los cultivos reciban la mayor cantidad de luz posible, especialmente en invierno, por lo que es aconsejable colocarlos cerca de ventanas y en habitaciones pintadas de colores claros. Si se elige un lugar abierto debe procurarse que no dé el sol a pleno durante todas las horas del día. No hay que olvidar que existen especies que se desarrollan mejor a la sombra.
El Aire. Si bien es cierto que la ventilación es un factor muy importante en estos cultivos, ellos no deben ser expuestos al viento, humo, gases o polvo. Si el ambiente es muy seco debe humedecerse colocando recipientes con agua o rociando las hojas. El exceso de humedad provocará el desarrollo de enfermedades.
La Temperatura. La temperatura óptima para las plantas adecuadas para este tipo de cultivos está entre los 15 y 35 grados. El nivel de adaptación de una planta a temperaturas cambiantes varía según la especie.
El Riego. Los sistemas de riego que se utilizan van desde uno manual con regadera hasta el más avanzado con controladores automáticos de dosificación de nutrientes, pH y programador automático de riego. Un sistema de riego casero no es necesario complicarlo a tal extremo y sólo se necesitará un estanque de material inerte y oscuro (si no entra luz, no se desarrollan algas en su interior) para contener las soluciones y un sistema de alimentación hacia el cultivo propiamente tal.
Limpieza y Mantenimiento. El cultivo hidropónico debe mantenerse libre de polvo y desperdicios vegetales, para evitar enfermedades y la aparición de insectos.
Para aquellas personas que quieren más material sobre este tema, mándenos un correo electrónico a quintahumanidad@yahoo.com, y con gusto le mandaremos el libro que sirvió de fuente para este articulo: “La Hidroponía” de Patricio Barrios.

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