miércoles, 10 de marzo de 2010

Las combinaciones ideales:



En realidad, lo ideal sería combinar cualquiera de estas proteínas con una pequeña cantidad de proteína animal no cárnica (un poco de leche, queso, miel o huevo) para obtener mezclas tan buenas como si sólo se hubieran consumido estas últimas.
Esto también puede lograrse incorporando leche en desayunos y meriendas especialmente para los niños, mujeres embarazadas o que están amamantando (pues son momentos de la vida en los que se están creando tejidos nuevos) y en la menopausia.
Si la dieta carece de un solo elemento esencial, la salud se resentirá. Es por eso que será necesario utilizar legumbres, cereales diversos, frutas secas y semillas para evitar que esto ocurra.
Estos alimentos contienen proteínas que deben completarse entre sí (consumiendo en la misma comida varios de ellos), de esta forma se obtienen proteínas equilibradas y completas, que son las necesarias para mantener la integridad de nuestros tejidos. Esa es la importancia de planificar los menús, de manera tal de asegurar que el organismo disponga en todo momento de una mezcla de aminoácidos óptima en cantidad y calidad.
Se deberá tener en cuenta también la importancia de cocinar adecuadamente los alimentos, ya que un exceso de cocción disminuye la calidad de las proteínas. ¿Cuáles son entonces los alimentos que utilizaremos en esta cocina?
En primer lugar los vegetales, teniendo en cuenta de seleccionarlos de todos los colores y formas, de modo tal de obtener todas las vitaminas y minerales que necesitamos.
Para enriquecer su valor nutricional agregaremos cereales, entre los que se destacan el mijo, la avena integral, el trigo integral en sus distintas variedades, el arroz integral, el centeno y el maíz. Se aprovecharán enteros, partidos o sus harinas.
Nos aportan mucha cantidad de fibra soluble e insoluble (importante para eliminar grasas, para regular la glucemia y para evitar la constipación). Son ricos en vitaminas, especialmente del complejo B.

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