Las verduras se comen cocidas con mucha frecuencia, pero así se pierden lamentablemente sus mayores virtudes. Muchas de ellas sin embargo, pueden comerse crudas en forma de ensaladas, si se remojan o lavan adecuadamente en agua.
Las zanahorias y otras raíces se limpian con un cepillo de cerdas duras, teniéndose bajo el chorro de agua, sus manchas y puntos negros se quitan con un cuchillo. Para ingerir verduras crudas es importante prepararlas con condimentos naturales como el limón, el aceite de oliva o vegetal, etc.. Cuando no pueden comerse crudas, se recomienda hacer con ellas zumo, igual, se puede proceder con las hortalizas, el zumo fresco mantiene las propiedades de los ingredientes.
Las frutas son algo más que un producto natural de sabor agradable. Es así mismo fuente de valores nutritivos, por ello no deben faltar en las comidas. Se debe generalizar y se recomienda iniciar el día con la ingestión de un vaso de agua fría y luego un jugo de frutas, de preferencia por ejemplo: cuando hay resfriados o catarros, vaso de agua tibia, con el jugo de tres limones y una cucharadita de miel de abeja. El limón es un fruto ácido que al ingresar al aparato digestivo se transforma en un estupendo alcalínizante. Resulta por tanto, muy recomendable para quienes padecen de artritis. Entre otras propiedades de las frutas está la de mantener unidas las células, dan firmeza a los ligamentos, cartílagos y paredes de los vasos sanguíneos, además, ayudan a mantener sanos los dientes, recuperarnos de las heridas, etc..
Repetimos que las verduras y las frutas deben comerse preferentemente crudas, para ello basta lavarlas en forma adecuada. La cáscara y el grano de muchas de las frutas son comestibles y concentran las principales virtudes de éstas.
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