lunes, 15 de diciembre de 2008

Barras de cereal: Complemento energético para el cuerpo



Optimizan el rendimiento físico e intelectual debido a que recargan los depósitos de glucógeno en forma rápida. Pueden comerse durante el ejercicio sin que su digestión interfiera en el esfuerzo.

La diversidad de nutrientes que llegan a contener las pequeñas barras de cereales y/o semillas hacen de ellas un alimento invalorable cuando es necesario un rápido aporte energético. En estos casos, basta con tener en el bolsillo una práctica barrita que, pesando sólo 30 gramos, puede aportar aproximadamente 100 calorías y una multiplicidad de vitaminas, minerales y oligoelementos que llegan rápidamente a todas la células del organismo.
Las barras de cereal son ideales para aquellas personas que deben cumplir con tareas fuera del hogar durante muchas horas del día, como así también para los niños que vana la escuela, sobre todo teniendo en cuenta que, a menudo, por la mañana, se carece de tiempo o no se tiene apetito para desayunar y debido a ello se toma sólo una taza de té o café. Como consecuencia de esto, es muy habitual que al promediar la mañana se presente una sensación que oscile entre la irritabilidad y el agotamiento, ya que habrá disminuido el rendimiento físico e intelectual debido, en primer lugar, a la falta de glucosa en sangre (combustible indispensable para el funcionamiento del cerebro y, por ende, de la musculatura del cuerpo). Cuando se experimenta esta sensación, es necesario consumir algún alimento rico en hidratos de carbono. En estos casos, las barritas de cereales satisfacen rápidamente y con eficacia esta carencia.
Además de constituir un alimento práctico, las barras de cereal contienen nutrientes indispensables para el cuerpo humano.
Las que están hechas con cereales como arroz inflado o crocante, maíz inflado o crocante y avena arrollada, entre otros, contienen hidratos de carbono complejos, proteínas y vitaminas B1, B2, B4, B6, B9 (ácido fólico) y E. Por otro lado, poseen minerales como hierro, calcio, magnesio, sodio, potasio, fósforo, selenio, flúor, zinc y otros.
Las barras formadas por amaranto, quinoa o trigo sarraceno se destacan por ofrecer todo los aminoácidos necesarios para la fabricación y reconstrucción celular, y por aportar también ácidos grasos esenciales, vitaminas, minerales y bioflavonoides.
El agregado de frutas secas como nueces, almendras, avellanas y otras aportan a las barras, proteínas, hidratos de carbono complejos, vitaminas del grupo B, C y E, ácidos grasos esenciales y oligoelementos como cobre y cromo.
El aporte de fruta desecada como manzana, pera, durazno, damasco, uvas, ciruelas, dátiles, incorpora hidratos de carbono de fácil asimilación y combustión, junto con vitaminas de los grupos A y C, y minerales.
Las semillas de girasol, amapola, lino y sésamo tostado son ricas en aceites poliinsaturados y monoinsaturados, necesarios para la protección de las membranas celulares.

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