miércoles, 25 de mayo de 2011

SEMILLAS DE CAÑAMO



El cáñamo es una de las plantas medicinales cultivadas más antiguas del mundo para usos muy diversos. Sus semillas y su aceite aportan sustancias de alto valor nutritivo.
Las semillas conocidas popularmente como cañamones proceden del cáñamo o cáñamo industrial, nombre que reciben las variedades de la planta cannabis sativa. Hace más de 10.000 años que el cáñamo se cultiva en diferentes partes del mundo y, más allá de su utilidad como valiosa fibra textil, sus semillas son un alimento con extraordinarias propiedades nutricionales. Por este motivo, se trata de un alimento que merece ser divulgado e incorporado regularmente en toda dieta saludable. Y es que es mucho lo que conviene saber sobre el cáñamo y sus propiedades nutricionales.
Ácidos grasos esenciales
Las semillas del cáñamo son ricas en proteínas: tienen entre un 30 y un 50% más que el pescado. También contienen antioxidantes, como el caroteno (vitamina A) y la cisteína, además de vitamina E. Estas sustancias ayudan a hidratar la piel y a mantener sanos los ojos y las membranas celulares.
Los cañamones no contienen gluten, pero sí cantidades significativas de calcio, hierro y fósforo. Además, su aceite poliinsaturado es rico en ácidos grasos esenciales –omega 3 y omega 6–, que no son sintetizados por el cuerpo (ver recuadro). Estos ácidos ayudan a aliviar y prevenir inflamaciones tan graves como la artritis, así como trastornos hormonales y cardiovasculares –asma y osteoporosis–, entre otras enfermedades.
Y es que un puñado de cañamones al día basta para cubrir las necesidades básicas de proteínas y ácidos grasos esenciales de una persona adulta. Si se consume en forma de aceite –el contenido del 3% de ácido gamma-linoleico (GLA) le hace único entre los aceites comestibles–, se recomienda entre 15 y 20 g para cubrir completamente las necesidades de ácidos grasos.
Los cañamones pelados comercializados por algunas empresas del cáñamo se venden en recipientes opacos envasados al vacío. Lo ideal es tomarlos crudos, ya que pierden parte de sus propiedades si se calientan a más de 60º C. Una vez abierto el paquete su contenido puede durar entre 3 y 4 meses a temperatura ambiente y hasta un año en el frigorífico.
Los cañamones pueden tomarse en ensaladas, sopas, en bebidas frías o calientes y añadirse a salsas, yogures o pastelería. Hay derivados, como la mantequilla o la pasta de semilla y el aceite de cáñamo, adecuados para cocinar al vapor y cocer siempre que se eviten las altas temperaturas. El aceite de primera presión en frío puede utilizarse para aliñar ensaladas, adobos y salsas frías. La leche que se obtiene con los cañamones triturados es deliciosa y muy nutritiva.

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