jueves, 8 de abril de 2010

Comer con Agradecimiento.



Cuidar las emociones y las actitudes puede mejorar enormemente el proceso digestivo. La influencia psíquica es bien conocida y se revela en expresiones populares como “ tengo nervios en el estómago “. Comer con tensión entorpece la digestión y facilita las úlceras como el ingerir calorías de más.
Un estado de ánimo tenso y estresado afecta a los órganos digestivos, provocando gases, hinchazón y dolor gástrico. La irritación afecta el estómago y los intestinos, manifestándose como gastritis, ardor, vómitos, estreñimiento y úlceras. La preocupación excesiva enlentece
La digestión y causa sensación de pesadez, diarrea y náuseas. Si los estados anímicos se mantienen mucho tiempo los desequilibrios pueden acentuarse y transformarse en problemas graves.
Por lo tanto, especialmente a la hora de comer, se debe cultivar una actitud tranquila, relajada, sin prisas. Muchas alteraciones digestivas tienen su origen en el estrés con que se come. Antes de empezar a comer, es buena idea adoptar una actitud de agradecimiento por los alimentos que nos van a nutrir, lo que por si facilita comer más despacio y prevenir excesos. También es importante percibir el color, sabor y el olor de las comidas, ya que estas características actúan de modo sutil sobre el organismo. Los alimentos no nutren sólo al cuerpo: el alma y los sentidos absorben de algún modo su armonía. (Extracto revista “Cuerpo Mente”)

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