jueves, 8 de abril de 2010

El Yogur: Rey de la flora



Por su importante papel a la hora de restaurar la flora intestinal y estimular así el sistema inmune, las propiedades terapéuticas y regeneradoras del yogur, conocidas desde la Antigüedad, han sido corroboradas por los modernos estudios. Económico y sencillo de preparar, el yogur, redescubierto por la nueva ciencia de la nutrición, puede ser poderoso aliado de la salud y longevidad.
El yogur ha contado con defensores desde que el biólogo ruso Ilja Metschnikow, galardonado con el Premio Nobel de medicina en 1908 y miembro del Instituto Pasteur, descubriera la función defensiva de los glóbulos blancos. No tardó mucho en comprobar que sus vecinos búlgaros vivían más que el resto de los ciudadanos europeos, y creyó que era el yogur, el alimento básico de los búlgaros, donde se encontraba el elixir de la larga vida.
En su laboratorio corroboró que los ratones alimentados con yogur tenían más descendencia y mayor resistencia a la putrefacción del intestino. Convencido de que los hombres no envejecían por el desgaste, sino por la acumulación de residuos tóxicos, estaba tan seguro de que las bacteria del yogur mantenían a raya los gérmenes nocivos que experimentó consigo mismo y comenzó a ingerir leche agria. Sus investigaciones fueron reanudadas en 1930 por los japoneses, y en la década de los sesenta comenzó a hablarse del lactobasillus bulgaricus como un posible aliado contra el cáncer.
Los productos elaborados a base de yogur contienen tres tipos de cepas bacterianas: lactobacilos, estreptococos y bífidobacterias. S u efecto sobre el organismo es tan notable que, según el investigador K.H. Klupsch “una alimentación enriquecida con yogur repercute claramente en un aumento de la inmunidad. El grupo de personas que incluyeron yogur con microorganismos vivos en su dieta tenían el doble de defensas que el grupo que no había tomado yogur. Los investigadores comprobaron incluso una postergación del proceso de envejecimiento”.
Las virtudes terapéuticas del yogur son numerosas. Además de estimular la flora bacteriana y activar el sistema inmunológico, posee un efecto antimutágeno, y anticancerígeno, disminuye el colesterol malo y la intolerancia a la lactosa, activa la producción de vitaminas, potencia la absorción del calcio y disminuye algunas enzimas relacionadas con la aparición de tumores.
El yogur puede usarse como medicina casera para las alergias de piel. Es asimismo un aliado en la batalla contra el sobrepeso: a medio o largo plazo, tomar yogur modifica la tendencia hacía los dulces en personas obesas.
Además, ayuda para el estreñimiento crónico y la diarrea puede corregirse mediante una dieta que incluya yogur. El yogur es igualmente recomendable para las personas que tienen alergia a la leche y para mujeres que sufren de infecciones vaginales. También tiene efectos positivos en personas mayores, o en casos de osteoporosis. (extracto revista Más Allá)

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