miércoles, 10 de junio de 2015

COMO SUBIR las DEFENSAS (1ª parte)

La inmunología (nuestro sistema de defensa) depende básicamente de
cuatro factores:

      * pH sanguíneo
      * alimentación
      * limpieza del medio interior
      * estado de ánimo

El pH SANGUINEO y la limpieza del medio interior (mesénquima), está
estrechamente relacionado con nuestra forma de alimentarnos. Así,
una dieta rica en proteínas de origen animal va a producir un pH
ácido (7,35-7) y va a dejar muchos restos del metabolismo celular.
Resumiendo mucho, el terreno se constituye por lo que comemos y
nuestra tendencia constitucional. Así una persona de constitución
sanguínea tenderá a padecer afecciones de la sangre, mientras que
un bilioso tenderá a padecer afecciones del hígado y de la vesícula
biliar. Son terrenos diferentes, por l o que manifestarán síntomas
diferentes.

A nivel de estado de ánimo, el sanguíneo se pondrá enrojecido (por
vergüenza, por malestar...) y el bilioso se enfadará de forma brusca
e intensa. Uno mueve más sangre (afecciones cardiovasculares), el
otro más bilis (afecciones digestivas y migrañas), en ambos casos
conlleva a desequilibrios en la homeostasis del organismo (capacidad
de autoregulación). El pH ácido junto a nuestras predisposiciones
mórbidas es el que va a generar un terreno propicio para virus,
bacterias y hongos. Tratar el terreno como causa es una buena idea,
algo así decía Pasteur.
En el caso de los virus, se instauran con más comodidad en un pH
ácido. Así que en cuanto sientas mal estar corporal, cansancio,
dolor corporal, moqueo líquido etc... que son los síntomas
iniciales de un enfriamiento o de una gripe tómate un buen vaso de
agua con bicarbonato, esta acción alcalinizará tu pH (7,45-7,8) y
evitará un terreno propicio para el virus. Para alcalinizar el
organismo (una de las bases fundamentales para la evolución
espiritual), puedes encontrar en los herbolarios reguladores del pH
que aportan al organismo alcalis.
Este factor del pH ácido lo tendremos también presente en todos los
procesos inflamatorios (a más acidez más tiempo dura la
inflamación), así como en los procesos artríticos y reumáticos.

ALIMENTACION. Nos alimentamos por lo que comemos (somos lo que
comemos), por lo que respiramos (tenemos más o menos energía en
base a nuestra forma de respirar y lo que respiramos) y por
nuestras relaciones con la vida y los demás. Por tanto, hay que
cuidar alimentación y respiración, y algo de lo que se habla poco,
pero creo que es fundamental: la forma en la que nos relacionamos
con la vida y con los demás. El problema de la humanidad son los
humanos, y el problema de los humanos es la falta de humanidad.
Cambia la dieta retirando de ésta los alimentos de origen animal,
principalmente el cerdo y sus derivados, carne de ternera, pan
blanco, lácteos y derivados, así como todo lo que contenga azúcar,
por una alimentación rica en alcalis, que se obtienen
principalmente de las verduras y hortalizas, éstas además de
aportar clorofila y fibra, ayudarán a pasar el pH de ácido a
alcalino.
Alcalinizan el buen vino, te Bancha, frutas maduras, plátano,
castañas, almendras (en ambos casos crudas), verduras verdes,
patatas, maíz, mijo, zanahorias, algas... Combinar correctamente
los alimentos también ayuda a que el pH se mantenga en alcalino.

Te recomiendo tomar durante el proceso de alcalinización y/o
mientras tengas una virasis (una infección), un puré con calabaza,
habichuelas, puerro, apio, acelgas, cebolla, nabo, zanahorias, col.
Al servir el puré añadirle una cucharada de zumo de limón al gusto.
También se le puede añadir un puñado de alga arame cocida
(opcional).

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